lunes, 12 de octubre de 2015

BARULLO, rodrigo garcía (la uña rota, 2015)

esta obra recoge una selección de textos del dramaturgo rodrigo garcía. Hay un poco de todo, pero en general son buenísimos. Cualquiera que haya visto una de sus obras sabe que este autor no deja indiferente a nadie. Los textos, muy poco teatrales en el sentido clásico (en ellos no encontramos diálogo ni conflicto ni desarrollo de escenas) se parecen mucho a la poesía que más me gusta (profunda y filosófica con un lenguaje sencillo e incluso vulgar) y las historias que cuenta dejan al descubierto la hipocresía de las relaciones humanas, así como denuncia las injusticias sociales del primer mundo, la alienación capitalista o el sinsentido del mundo que hemos creado. Leyendo a rodrigo garcía uno se siente interpelado a cada instante, desnudado, pillado in fraganti cometiendo pecados que, de habituales, nos parecían inocuos. Pero nada es inocuo. Vivir mancha. Eso lo sabe bien este autor. Vivir es tomar decisiones. Y esas decisiones afectan siempre a los demás. En fin, que adoro a este autor...

BURDEL DE MUERTOS, carlos eugenio lópez (lengua de trapo, 2001)

el libro está compuesto por siete relatos (monólogos) bastante ácidos y escritos de una forma muy ágil. Se leen rápidamente y es difícil que no te hagan escapar una sonrisa. El problema del libro, creo yo, es que las voces se parecen y todos los monólogos siguen el mismo esquema: el autor deja hablar a sus personajes para que estos se humillen. Sus propias reflexiones, contradicciones, hipocresía, dejan en evidencia a unos seres bastante desagradables. El primero, "Unidad Familiar", es una joyita: una señora conservadora y religiosa habla sobre la familia y muestra toda la mierda de la clase alta más rancia de España. El resto son un poco lo mismo, divertidos, pero aportan poco más al conjunto.

LECHE, marina perezagua (los libros del lince, 2013)

Un libro de relatos con una prosa cuidada y algunas historias bastante impactantes, sobre todo la que da título a la obra. Marina juega al contraste entre la belleza -e incluso poesía- de la voz narrativa y las situaciones incómodas e inquietantes que nos narra. Estetización de lo cruel o lo desagradable, que en sus manos no parece cruel ni desagradable. Me ha gustado bastante.