
He estado unos días en Cognac, en un salón literario. Ya había estado en alguno anteriormente, pero este fue distinto. Quizá fue porque nos daban cognac hasta para desayunar y eso creó una especie de atmósfera extraña. Más que una reunión de escritores parecía un campamento, pues se creó un rollo estupendo entre todos. Y no soy el único que lo piensa, pues he escuchado el comentario en más gente que estuvo.
-Volví a ver a mi compañero de ferias, cómo no, mi "mare" como en los juegos infantiles, que es Jose Manuel Fajardo, a quien le tengo un cariño especial.
-Conocí a mi traductora al francés Myriam Chirouse, a quién conocía solo de emails. Me hizo mucha ilusión estar con ella y me gustó todavía más en persona.
-Tuve conversaciones muy interesantes con Ovejero, Somoza, David Trueba...
-Pasé una noche surrealista y absolutamente genial en un after pueblerino con Ignacio del Valle (¡ese muchachote del norte!), Robert Juan-Cantavella (que en algún momento pensó que los jóvenes de cognac querían echarnos del pub a palos) y Andrés Barba (el mejor contador de chistes desde chiquito, y un bailarín excepcional... también después de chiquito). Qué bien lo pasé, la verdad. A ver si me mandan ya las fotos y las cuelgo.
-Y conocí a Rosa Montero, una persona tan atenta que no parece real. No estamos acostumbrados a que una persona se entregue siempre. Y menos cuando no espera nada a cambio. Activa, siempre con una sonrisa y un gracias en la boca. Todo un modelo, no solo en lo literario, que eso lo sabemos todos. Encantadísimo de haberla conocido. A tod@s, pero sobre todo a ella.