sábado, 21 de mayo de 2016

FÁBULA DE ISIDORO, Julio Fuertes Tarín (Jekyll and Jill, 2016):


Mi interpretación de esta "fábula" es la necesidad de una vuelta al origen, al arje, a la mirada primigenia, desprejuiciada, anterior al velo cultural (entendido en un sentido amplio que incluye lo social, ideológico...). En fin, un artefacto de tintes antihumanistas (ese final Unabomber!) o al menos antiracionalistas donde va destruyéndose la forma e incluso el sentido. Una especie de deconstrucción posmoderna que se va cargando:
a) el lenguaje con la mezcla de tonos, citas y voces (algo así como el "Altazor" de Huidobro)
b) el narrador: quijotesco: poco fiable
c) el argumento, en un proceso de "carnavalización" (Bajtin) a lo Rabelais
d) los personajes que cambian de nombre y cualidades a lo "Candide" de Voltaire e) la estructura paratextual (el capítulo XVI)
f) la mezcla de géneros, a los que se suma la parodia. La moraleja: que debemos olvidar lo aprendido y volver a empezar dejando atrás inercias, vicios, prejuicios y esas cosas que se han hecho un ovillo y no nos dejan avanzar.

Vamos, eso saco yo. Pero desde "La metamorfosis" de Kafka, las fábulas ya no son lo que eran y sus finales ya no tienen esa moralina hollywoodiense (aunque en este final hay explosiones y todo)...

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