jueves, 17 de diciembre de 2015

SUMISIÓN, michel houellebecq (anagrama 2015)

Hay escritores que intentan escribir novelas y escritores que intentan escribir el mundo y les salen cosas que parecen novelas. Me interesan estos últimos. Me entretiene que me cuenten una historia, hasta en ocasiones me tranquilizan los tópicos de los géneros, pero cada vez soporto menos las novelas que huelen a novelas. Me aburren. Mucha gente me dice últimamente que ya no lee apenas novelas, que prefiere ensayos. Y los entiendo, a mí me pasa parecido: estoy cansado de las "novelas". Por eso leo novelas como "Sumisión", porque es otra cosa. Porque hay tanto de ensayo como de novela. Houellebecq quiere contarnos algo y le importa cero si su novela se parece a una novela o a un ensayo o a una distopía o a qué se parece. En nuestro idioma hay cada vez más autores que utilizan la novela para contar el mundo, que los más puristas ponen a parir y se preguntan si son o no son novelas, pero ¿a quién le importa? Hablo de gente como Isaac Rosa, Jordi Carrión, Agustín Fernández Mallo, Óscar Gual, Juan Terranova, Pola Oloixarac, Miguel Ángel Hernández y muchos más... me gusten más o menos sus propuestas, con más o menos heterodoxia, todos escriben novelas que intentan hablarnos sobre el mundo, defender unas tesis o hacernos pensar sobre unos problemas de forma muy diferente a como lo hacían los realistas del XIX. Novelas que se parecen a novelas. Como esta "Sumisión", que utiliza la novela para hablarnos de nuestra época, de sociopolítica, del fin del bipartidismo, del ascenso del islam en Francia, de radicalismos, de los prejuicios... Podría haber escrito un ensayo al respecto pero decidió hacer una novela. No importa mucho. Es genial sea lo que sea. Una novela sobria y objetiva que te hace pensar. Las novelas que se pretenden novelas son como el museo del Prado: un catálogo de artistas con grandes cualidades y obras que nos fascinan por su técnica. Las novelas que se parecen a novelas se parecen más a las obras del reina sofía: la técnica es menos importante (lo que no quiere decir que sobre) que la idea. Las obras te muestran un punto de vista novedoso, ponen en evidencia una contradicción, ironizan sobre la realidad o la ponen en entredicho. Me interesa más el váter de Duchamp que las meninas de Velázquez (admirando mucho a Velázquez). Por eso me interesa esta novela. Porque se parece a una novela y algunos dirán que apenas es una novela. Por eso intento escribir ese tipo de novelas que algunos dicen que apenas son novelas.

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